En 1407 se creaba el primer banco moderno de la historia, el Banco di San Giorgio, en Génova. En escaso tiempo afianzó el poder dirigiendo la economía pública y tomando el control de las colonias. San Giorgio prestó notables cantidades de dinero a una gran parte de los mandatarios de europa del silco XV y XVI, ganando y propagando su predominación. Los reyes católicos o Cristóbal Colón tenían cuentas abiertas en él y concedió considerable suma de créditos a Carlos V, que terminó endeudado a lo largo de una gran parte de su reinado. En el siglo XVII, el banco se implicó en el comercio marítimo, llegando a desafiar a ámbas internacionales mucho más todopoderosas de su tiempo: la Compañía De holanda y la Compañía Inglesa de las Indias Orientales. Tras la invasión de Italia por Napoleón, este eliminó a los bancos independientes, lo que llevó al cierre del banco en 1805, una entidad que siempre y en todo momento estuvo encabezada por hombres. Deberíamos seguir hasta el siglo XX para ver a la primera mujer de Europa en comandar de manera oficial un banco europeo. Ocurrió en Galicia, y fue una coruñez la que lo logró. Una mujer que todo el planeta deseaba: justa, amable, cariñosa, trabajadora y muy humana. Una mujer que dio su fortuna a su fundación para contribuir a el resto.
Una mujer que tuvo el poder de entre las mayores instituciones financieras de España, el Banco Pastor: Carmela Arias, la Condesa de Fenosa.
Carmela Arias y Díaz de Rábago nacía en la Localidad Vieja de A Coruña el 20 de febrero de 1920. Su padre, Vicente Arias de la Maza era natural de Santiago y su madre, Carmela Díaz de Rábago y Aguiar, de Pobra do Caramiñal. A los siete años su padre fue designado a Barcelona como secretario de la Junta de Proyectos del Puerto y su familia se trasladó.
Influencias y estilo
Entre sus influencias resaltan Goya, particularmente sus pinturas negras, El Bosco, Picasso, y el barroco español de Valdés Leal, y Gutiérrez Solana. Técnicamente usa, entre otros muchos, una técnica cuyos orígenes están en el siglo XIII: la punta de plata, con una fachada característica que consiguen las proyectos debido al desarrollo de oxidación de la plata y que encaja perfectamente en el formato pequeño, prácticamente de miniatura, que acostumbra trabajar Ayaso.
Migrado con trece años a USA, consiguió un enorme reconocimiento en el país que le acogió y del que consigue su nacionalidad, incorporándose al Tercer Ejército estadounidense de Atlanta, donde se encarga del diseño de proyectos de teatro y baile. La década de los noventa es la del reconocimiento como pintor gallego y en 1997 efectúa su primera exposición en la Casa de la Parra en Santiago. Durante su trayectoria su obra se incorporó las compilaciones resaltadas como la del Museo Whitney de Novedosa York, Facultad de Massachusets o la de la Facultad de Oregón, tal como a distintas fundaciones privadas de América, Israel y México.